Konsac Group Opina: ¿Grupos o Equipos?
La mayoría de las personas, cuando trabajamos en una organización, acabamos formando parte de un equipo, en el que hay otras personas con las que debemos relacionarnos para conseguir los objetivos que se nos marcan. Así, aunque tengamos unos objetivos individuales marcados, generalmente muchos de nuestros objetivos también son grupales o necesitan del grupo para poder llevarse a cabo.
Sin embargo, un equipo es mucho más que un grupo de personas que se dividen las tareas globales en diferentes partes. Siguiendo a M. Belbin, un equipo es “un número reducido de personas que comparten objetivos y metas comunes, que tienen un compromiso importante entre ellos y se sienten mutuamente responsables, establecen un sistema de trabajo (organización) y tienen una serie de habilidades y conocimientos complementarios que ponen al servicio del conjunto, para obtener mejores resultados de los que obtendrían trabajando de forma individual”.
Por tanto, podríamos decir que un conjunto de personas no se considera un equipo si no están organizados y tienen algo en común. Y es que, siguiendo a Urcola, un equipo es un conjunto de personas organizadas con un fin común en el que cada miembro del equipo “contribuye” con algo, y en el que existe una necesidad mutua de colaborar, así como que todos están dispuestos a renunciar a algo propio en beneficio del equipo y donde, además de existir un líder, las tareas y responsabilidades son claras y están perfectamente diferenciadas.
Por tanto, parece que las diferencias entre un grupo de personas que trabajan juntas o un equipo de verdad son fácilmente identificables a primera vista, al menos en parte. Es, en gran medida, una cuestión de actitud de los que componen el grupo: ser capaces de darse cuenta de que el objetivo es común (y no el típico reparto de tareas que después se unen sin que nadie haya vigilado que tengan un hilo conductor), tener una relación de interdependencia (y no ser partes independientes que se unen únicamente para una tarea en concreto) y ser conscientes de que se debe pensar tanto en clave individual como en clave colectiva, de equipo. Seguro que todos hemos vivido situaciones, en las que hemos tenido que presentar un mal denominado “trabajo en equipo” y nos hemos limitado a dividirnos las partes y cumplir con nuestra tarea, desentendiéndonos del resto.
Ahora bien, trabajar en grupo no es algo negativo cuando se trata de desarrollar tareas que son independientes de las del resto de los compañeros. Los grupos de trabajo son eficaces en las organizaciones donde prevalece la responsabilidad individual y se unen para compartir información, tomar decisiones que ayuden a otro a hacer su trabajo y para fortalecer los niveles de las actuaciones individuales. Pero el énfasis siempre está puesto en las metas y responsabilidades de cada uno. Los integrantes de los grupos de trabajo no son responsables de otros resultados que no sean los propios, ni tratan de realizar aportes que requieran el trabajo combinado de dos o más miembros.
Los equipos difieren fundamentalmente de los grupos de trabajo porque requieren tanto responsabilidad individual como colectiva. Los productos de trabajo se obtienen a través del aporte conjunto de sus integrantes. Esto hace posible niveles de rendimiento superiores a la suma de todos los talentos individuales de sus miembros. Un equipo es más que la suma de sus partes.
Por tanto, preguntémonos qué nos pide nuestra organización y, después, reflexionemos: ¿trabajamos en equipo o en grupos de trabajo?
Helena Planes – Consultora Senior