Konsac Search Opina: El empleado Zombi
La semana pasada leí un artículo en el periódico que me llamó especialmente la atención. Debido a los momentos tan delicados que estamos viviendo, en los que todos conocemos a alguien que ha sido incluido en un ERE, está viviendo reestructuraciones en su empresa o bien ya forma parte de los más de cinco millones de parados, ha surgido un nuevo espécimen profesional, aquél que se mantiene desapercibido en su oficina, oculto tras las protestas y reivindicaciones de otros, agarrado como una garrapata a la silla, gris como el mobiliario que le envuelve,…. Ese individuo que calienta la silla a la espera que sean otros los que destaquen, y en consecuencia sean el blanco perfecto a la hora de la tan temida toma de decisión de prescindir de alguien. Ese empleado es el empleado ZOMBI.
Se trata de un perfil que no aporta nada, no tiene ningún interés por su trabajo, una persona que vive, simplemente, aletargada, con la mente puesta muy lejos de su presente. Se trata de alguien que se siente apático, le falta motivación cada vez que va a trabajar.
Debido a que tener trabajo, a día de hoy, es un lujo, no cabe duda que aquellos que lo tenemos demos gracias de seguir así. No obstante, a veces, no es simplemente que personas con falta de motivación “calienten la silla”, sino que muchos directivos recuerdan constantemente lo difícil que está el mercado y la suerte que tenemos de disponer de un puesto. Esto se convierte en un chantaje emocional, que únicamente hace más acentuado el problema de la falta de interés por el trabajo desempeñado. Es una mezcla de culpabilidad y egoísmo, que revierte en la empresa como falta de productividad. Así pues, disponer de un empleado zombi en la plantilla se convierte a corto y medio plazo en un grave problema.
Aunque a priori pueda parecer simplemente un perfil muy interesado, también hay que contemplar el instinto de “supervivencia” que tenemos, por lo que no podemos culpar unilateralmente a una pieza de la estructura empresarial como la causante del mal funcionamiento; también los directivos deben aceptar que está en sus manos evitar la propagación de esta epidemia, porque como cualquier enfermedad puede llegar a contagiar a los demás.
La idea de que uno debe estar motivado simplemente por tener trabajo, corre en detrimento para la empresa que difunda este mensaje, porque, en contra de lo que se pretende, el empleado puede llegar a considerar que no proporciona ningún valor a la empresa, sino que la empresa se lo proporciona a él: ERROR.
Todos formamos parte de la maquinaria y los unos sin los otros no funcionamos, así que el capital humano es sin duda alguna, uno de los elementos más importantes a la hora de evaluar los rendimientos generales de una empresa. Cuanto mejor capacitado, preparado y motivado esté el trabajador para las tareas específicas que le toquen, mejor resultado obtendrá todo el conjunto.
Es momento, pues, de reforzar el capital humano del que disponemos, que nos permitirá seguir adelante en nuestro propósito, haciendo frente con la ilusión de un equipo motivado, a esta tormenta llamada crisis. La fortaleza de un equipo superviviente que permanece unido, seguro y remando en la misma dirección, es la base de que toda empresa debe disponer.
Para ello existen técnicas específicas dependiendo de las necesidades y enfocadas a ayudar a las empresas en la gestión y desarrollo de su talento, que consiguen una mejora sustancial que a su vez, se invierte directamente en beneficio de la empresa. Los RRHH tienen mucho que hacer para conseguir, a través del diagnóstico, gestión de personas y desarrollo, la mejora de las capacidades. Es decir, llegar a tiempo para detectar las necesidades que puedan evitar un contagio desastroso por falta de implicación, motivación y confianza en el objetivo que nos une a todos. Se trata de una nueva etapa, con nuevos impedimentos pero también con nuevas técnicas para afrontarla, y que no es peor que en otras ocasiones; simplemente ha cambiado el escenario, pero sigue siendo una nueva regeneración que periódicamente toca franquear.