Konsac Group Informa: Doce signos de un liderazgo cobarde
A través de Equipos y Talento, nos hacemos eco de la lista que publica Forbes con los aspectos a mejorar para ser un gestor de equipos valiente. Interesante reflexión que puede servir a muchos.
Como las palabras se las lleva el viento, lo que determina a las personas son sus acciones. Y esto es especialmente importante en el caso de los líderes, o al menos esta es la filosofía del último artículo de Forbes, en el que se establecen doce señales que definen un liderazgo cobarde. Y algunas alternativas para mejorarlo y transmitir al equipo una imagen sólida en la gestión del día a día.s.
1. Traicionar por la espalda. Parece muy obvio, pero merece estar en el primer puesto de la lista porque no hay nada más cobarde que esto. Algunos líderes hablan mal, de forma regular, de sus empleados a sus jefes, y al revés. Pero ya no estamos en primaria, y hay que saber afrontar las diferencias con nuestros superiores y con nuestros inferiores cara a cara.
2. Evitar el trabajo. Cuando las cosas se ponen difíciles, los cobardes desaparecen. En los momentos más intensos, depende del nivel adquisitivo o se refugian tras su e-mail o se escabullen en unas vacaciones al Caribe. Tal vez no quieran ensuciarse las manos o simplemente sean perezosos, pero nada justifica su ausencia en los momentos en que más se le necesita.
3. Evitar decisiones difíciles “No hay nada que pueda hacer”. Claro que lo hay, de hecho, es lo que deben hacer. Si que puede haber prioridades más urgentes, pero no hay que olvidar lo importante. Los cobardes no deciden, no toman pasos hacia ningún lado, simplemente intentan pasar la pelota. Esto sólo consigue que los problemas se agraven hasta que no se pueda demorar más la toma de una decisión.
4. No escuchar. Porque piensan que los problemas de los demás, no son sus problemas. O porque no quieren entrar en discusiones, puede que simplemente den la razón. No se dan cuenta que los problemas de cualquier persona del equipo, son su problema, o les tienen miedo. Pero cuando los empleados se dan cuenta que no tienen voz, pierden su interés, y por tanto, la empresa está perdiendo su talento.
5. Tener miedo a la disciplina. Para distinguir a estos jefes, solo hay que observar su respuesta cuando alguien de su equipo miente, amenaza, roba, oculta, o comete cualquier otro error imperdonable. Posiblemente lo esconderán debajo de la alfombra e intentaran que lo sepa el menor número de gente posible. Pero si no se enfrentan a ello, tampoco se sentirán responsables por hacerlo.
6. Seguir cualquier corriente. Según como aman a los empleados pasivos, pero también a los agresivos. Dicen que están de su lado…del de todos. Pero luego nunca hacen nada en ningún sentido, porque solo están mintiendo para ganar tiempo antes de tomar una decisión en algún sentido.
7. No pensar por uno mismo. Los más cobardes se esconden entre la manada para intentar no destacar mucho, y llevarse bien con todo el mundo. Se aferran a la estructura establecida y simplemente esperan que no haya ningún hecho inesperado. Pero son incapaces de afrontar un desafío y de tomar decisiones si no es con la aprobación de un superior.
8. Esconderse detrás de un cargo. El título no hace al líder. Si, poseen un cargo y unas tarjetas que lo acreditan, pero esto no significa que estén a la altura del puesto. Los líderes que si llenan el puesto a menudo ni mencionan que lo ostentan. Tal vez sea porque no confían en sus posibilidades, o en sus propios empleados, pero el argumento “porque yo soy el jefe” nunca será un buen argumento.
9. Negarse a cambiar. Incluso si es en positivo, la mayoría de los jefes cobardes no quieren oír a hablar de cambio, porque si ya les cuesta gestionar su puesto actual, peor será empezar de cero. Quedarse como uno está no requiere un esfuerzo extra, pero con el tiempo, estos managers se quedarán atrás solos, porque la organización si avanza, con o sin ellos.
10. No ser auténtico. Pocas cosas pueden desacreditar a un líder tan rápidamente como ser falso. Algunos simplemente quieren decir lo que la gente quiere escuchar, aunque vaya en contra de sus deseos y sus propias aspiraciones. Tratan de vestir con palabras lo que no se atreven a afrontar, para no tomar el control. Pero si de algo habla el equipo, es del jefe, por lo que será muy fácil desmantelar esta estrategia.
11. No conectar con la gente. Es importante hacer un esfuerzo en este sentido, siendo uno mismo. Las relaciones laborales se basan en las buenas afinidades personales, por eso un líder tiene que exponerse a que puedan ver como es realmente para que también los empleados se sientan en confianza para generar un buen equipo, cohesionado a nivel personal, lo que sin duda dará mejores resultados a nivel laboral.
12. No saber aprender de los errores. Uno de los errores más comunes, ya no sólo en líderes sino en la sociedad en general. Hay que saber aprender de los errores, que nos permiten construir positivamente una estructura más sólida, ahora que sabemos por donde falla. Muchos se dan por vencidos tras un error que consideran garrafal, pero darán una muy buena lección a su entorno si saben rectificarlo.
¿Cómo encontrar a líderes valientes? Son aquellos que cuando es necesario, toman la decisión adecuada, sin miedo a las relaciones personales ni laborales, ya sea con inferiores o con superiores. Buscan las opiniones de los demás pero son conscientes de que ellos tienen la última decisión, sin esconderse tras la parafernalia del cargo.
Para leer la noticia original, haz clic aquí.