Konsac Group opina: De toda necesidad hay que hacer virtud…
De toda necesidad hay que hacer virtud, como dice el sabio refranero castellano. Muchos han sido los cambios, la mayor parte inesperados, que nos ha traído este nuevo visitante que habita entre nosotros y que se llama Covid19. Soy de los convencidos de que, como humanidad global, le vamos a vencer, pero algunos de los efectos que se derivan de su presencia van a quedarse, cambiando muchas de las verdades y las conductas que hasta la fecha nos eran inmutables.
Como profesional de la consultoría, con más de 35 años de carrera en el mundo del executive search y de la transformación de las organizaciones a través de las personas, estoy convencido de que se abre ante las empresas y sus directivos una nueva era en la que tendrán que acometer cuatro grandes retos para moverse en este nuevo escenario y ser parte de la solución y no del problema:
Mantener la cohesión y la cultura
Dentro de sus organizaciones en un mundo en el que el teletrabajo va a disminuir el contacto físico y, si no se hace bien, puede incrementar la sensación de dejar ser parte de un todo (equipo) para pensar que somos entes que trabajamos aislados. Esta situación hará imprescindible trabajar aspectos que generen, en la distancia, sentido de pertenencia y que irán ligados a la actitud que las empresas tengan ante los retos de sostenibilidad, desarrollo humano y solidaridad con el entorno. Se avecina una gran oportunidad para que los miembros del equipo “sientan la camiseta como propia” sin necesidad de tutelas cercanas. Solo crecerán aquellas organizaciones que hagan crecer a sus equipos y construyan culturas con un fuerte acento social.
Resolver el problema del incremetal desequilibrio social
La pandemia no ha hecho más que hacer crecer la cada vez más acusada distancia social entre aquellos que se enriquecen, incluso en momentos de crisis, y aquellos que sufren las brutales consecuencias de estos momentos. Como sociedad tenemos un problema que no podemos esperar se resuelva desde las esferas políticas. Una sociedad es más potente cuanto más potente es su tejido económico, cuanto más activa es lo que se ha dado en llamar la sociedad civil. Es el momento de crear mecanismos que ayuden a resituar a la gente más desfavorecida por la situación, y las empresas y los profesionales debemos ayudar a través de fomentar la emprendeduría, favorecer el coworking, dedicar recursos a las aceleradoras, cooperar en proyectos sociales que generen valor (no que simplemente cubran el déficit). Estas acciones serán clave para fomentar el orgullo de pertenencia y ayudar a que todo el mundo tenga oportunidades.
Afrontar con valentía la situación
La Unión Europea, con la aportación de una financiación extraordinaria (un plan marshall europeo) ha dado sentido a su existencia. Pero no debe ocurrirnos lo que pasó en este país con los fondos de desarrollo que llegaron con nuestra integración en Europa y de los que no en todos los casos se hizo un buen uso (no voy a profundizar en este tema pues todos sabemos a qué me refiero). Las pymes (de 1 hasta 250 empleados) representan el 61% de la economía y el empleo en nuestro país y son, además, las que sufren con mayor impacto la tragedia de la crisis derivada del Covid19. Es muy importante que las asociaciones empresariales y los empresarios asuman el compromiso de que estos fondos se utilizarán no solo para solucionar los problemas de las grandes corporaciones, sino para impulsar la economía real. Y esto solo se conseguirá con acciones conjuntas entre todos aquellos que representan este tejido empresarial si no queremos que las distancias se agraven y la crisis se multiplique.
Entender el proceso de digitalización como un proceso de transformación de las personas
Buena parte de estos recursos europeos van a volcarse a proyectos de transformación digital. Sin duda es un camino absolutamente prioritario, pero cuyo recorrido requiere “tener las ideas claras”. La tecnología cambia mucho más rápido que las personas y las organizaciones, como conjunto de personas, aún son más lentas en los procesos de transformación. La velocidad a la que evolucionan “las soluciones tecnológicas” no es fácilmente digerible por las personas por lo que no es posible el éxito en este tipo de procesos si previamente no movilizamos e implicamos a nuestros equipos. Esto requiere “abonar el campo antes de sembrarlo” o lo que es lo mismo trabajar con ellos ya que son ellos quiénes van a protagonizar el cambio a través de la digitalización y no al revés. En este caso el orden de los factores si altera el producto. Hay que empezar por las personas, después por la cultura para adentrarse en la organización los procesos y, al final, las herramientas tecnológicas. Y hay que ir rápido.
Juanjo Planes
Socio fundador y Director General de KONSAC Group