Konsac Group opina: Retomando los valores artesanales
Tradicionalmente, la artesanía era el valor y objetivo principal de las empresas; la creatividad, detallismo y dedicación que contenía cada una de las piezas creadas eran lo que aportaba el auténtico valor. Sin embargo, con la llegada de la revolución industrial se mecanizaron y estandarizaron los procesos de fabricación; la manufacturación había pasado de moda. Se buscaba una gran cantidad de materia en poco tiempo, y no al revés como había sido tradicionalmente.
Cuando Ransom Olds, en 1901, inventó la producción en cadena, al mismo tiempo creó una nueva concepción del trabajo. La creatividad pasó a tomar un papel secundario, y la productividad se convirtió en lo más importante. Asimismo, con la implementación del trabajo en cadena, se creó un estilo de trabajador – robot. Lo que buscaban los propietarios de las empresas era un trabajador con un índice de producción altísimo sin ningún tipo de exigencias ni aspiraciones intelectuales. Se crearon turnos en las empresas, los salarios disminuyeron considerablemente y aumentaron los problemas psicosociales.
Lo más cercano a lo que hoy en día conocemos como Psicología de la Salud Ocupacional eran en ese momento los movimientos sindicales y, aun así, su amplitud de actuación se veía comprometida por el encargado de la fábrica o propietario, por lo que la salud del trabajador no fue considerada como objeto de estudio hasta la aparición de la Psicología del trabajo.
Es curioso ver cómo, en la actualidad, estamos retomando los valores que conllevaba la artesanía: la innovación, la creatividad, la orientación al detalle, la libertad del trabajador, el pensar “fuera de la caja”, etc., son habilidades muy demandadas en muchas profesiones de hoy en día. Además, vemos como cobra importancia el valor de las personas en sus puestos de trabajo, el capital humano de las empresas. Estos cambios de los que estamos hablando son consecuencia del cambio de paradigma que estamos viviendo, estamos yendo hacia la sociedad del conocimiento en contra de una sociedad industrial. Los cambios que se han dado dentro de las empresas, en parte fruto de la digitalización y las habilidades que son necesarias para adaptarse a ella, son muchos e inmensos, por ejemplo, la des-jerarquización de las organizaciones, la incertidumbre relacional dentro de las empresas (hacia el jefe, los compañeros, los usuarios, los clientes…), el trabajo en red, etc.
Los problemas psicosociales vinculados a la sociedad industrial han disminuido en parte. No obstante, aún queda mucho camino que recorrer. Además, no podemos olvidar que, junto con todos los valores añadidos de los que gozan las empresas hoy en día, hay también un aumento de algunos riesgos psicosociales, ya que al mismo tiempo que el trabajador ha ido tomando importancia en el mundo empresarial también han aumentado los ajustes y desajustes del trabajador con el puesto de trabajo, los compañeros y superiores, el entorno y la vida personal con el trabajo. Estos riesgos pueden vincularse a aspectos:
- Individuales: pérdida de atención y ansiedad en condiciones ambientales inadecuadas, horario, carga o sobrecarga, habilidades requeridas…
- Interpersonales: conflictos de conciliación trabajo –familia, mobbing, incertidumbres relacionales…
- Organizacionales: inseguridad en el trabajo, tipos de estructuración organizacional, clima…
- Sociales: cambios sociodemográficos, cambios culturales y cambios de las condiciones tecnológicas…
Por eso, es muy importante tomar conciencia de que, si bien las organizaciones avanzan hacia un modelo de trabajo más vinculado a la contribución y la colaboración, que resulta más gratificante para los trabajadores, queda todavía mucho camino a recorrer, sobre todo en algunos sectores y áreas funcionales. Y, por otra parte, un cambio como el que estamos viviendo puede conllevar cierta tensión coyuntural que acaba generando riesgos psicosociales para los trabajadores.
Por suerte, estos riesgos no son irremediables ni inevitables, sino todo lo contrario. El primer paso es sensibilizarnos con la existencia de los mismos y el segundo apostar por un buen programa de salud laboral que nos permita garantizar el bienestar de los empleados en este nuevo modelo de trabajo al que nos vemos abocados con este nuevo paradigma.