Konsac Group Informa: Cuando el sueldo no lo es todo para ser el número uno
Nos hacemos eco, a través de Expansión de la siguiente noticia:
Cuando el sueldo no lo es todo para ser el número uno
Si no soportas a tu jefe, trabajar con tus compañeros se ha convertido en una pesadilla y el ambiente en la oficina tampoco es ya lo que era, que te aumenten el sueldo tampoco es un aliciente para ser el mejor.
Ni la prima más alta de la historia, 720.000 euros si ganaban el mundial de Brasil, sirvió para despertar el ánimo de La Roja en el último campeonato de fútbol. Esa cifra superaba en 120.000 euros lo que recibieron hace cuatro años en Sudáfrica, pero de poco sirvió para despertar el ánimo y las ganas de una de las mejores selecciones de deportistas que ha tenido España. En algunos casos, un aumento de sueldo no es la panacea para conseguir un equipo de alto rendimiento y, en el ámbito empresarial, tampoco es una garantía para comprometer y fidelizar a una plantilla desmotivada.
En estos casos es cuando el salario emocional gana la partida al monetario. Según Pilar Jericó, presidenta de Be-Up, es mucho más efectivo, ya que se entiende como todo aquello que es intangible: ambiente de trabajo, calidad directiva, disfrute de la tarea por el mero hecho de hacerla, que no por lo que se gana. Andrés Fontenla, fundador de Fontevalue Consulting, incluye también el equilibrio entre vida y trabajo, que será diferencial en el futuro y en el que todavía tenemos mucho que recorrer.
La fidelidad
Un lustro de recortes y austeridad en la gestión de personas ha hecho mella en los profesionales que ya no se conforman, ni se entusiasman para dar lo mejor de sí mismos con un aumento de sueldo. Un ambiente laboral perjudicado y un equipo mermado para alcanzar mejores resultados no se soluciona, en el mejor de los casos y siempre que la organización se lo permita, con un incremento de la nómina. Fontenla recuerda que la esencia de la motivación de las personas reside en la confianza, la cual es difícil de conseguir y fácil de perder. Todo lo que tiene que ver con el orgullo de pertenencia, el respeto profesional a las personas con las que se trabaja y el buen ambiente con los compañeros, conforma un clima de confianza que desencadena en las personas los mejores deseos y ganas de involucrarse.
Entre las medidas que destaca este experto se encuentran el fomento de la comunicación multidireccional, el aprendizaje continuo, el reconocimiento de la labor realizada o el incremento de responsbilidades. Un conjunto de factores que aumentan la empleabilidad del profesional, es decir, crece su atractivo laboral, tanto dentro como fuera de la organización.
Un proceso de reestructuración bien gestionado, aún con un recorte salarial, puede convertirse en una oportunidad si, como señala Jericó, se ofrece como una posibilidad de aprendizaje personal y profesional. A veces no queda más remedio por cuestiones de negocio y el profesional ha de comprenderlo. Si no lo comparte, es dueño de emprender otra etapa profesional. Hay que apelar a la madurez por ambas partes.
La desgana
Si motivar en época de vacas flacas es difícil, entusiasmar a un equipo ganador puede ser un auténtico desafío. Fontenla menciona el desempeño de La Roja en el mundial, donde una compensación económica sin parangón unida a una expectativa de primas de primera magnitud no ha conseguido un buen resultado. La motivación extrínseca no ha sido suficiente.
Añade que, puede ser el momento de revisar los principios fundamentales, la visión, la misión y los valores, y comprobar dónde nos hemos desviado, o alinearnos con la situación. Habrá que analizar qué sucede y promover grandes cambios para reavivar las motivaciones intrínsecas del equipo.
La empresa que desea cualquier profesional
En un marco de condiciones laborales y un sueldo de mercado aceptables, ganar MÁS DINERO a final de mes puede llegar a ser secundario para que un profesional decida no abandonar la empresa. Andrés Fontenla, fundador de Fontevalue Consulting, apunta cinco medidas para fidelizar a coste cero:
Diversión. Evitar que el quehacer diario se convierta en una rutina. Que ir a trabajar sea una experiencia grata.
Involucración. Todos forman parte del proyecto, en sus logros y en sus fracasos.
Sugerir, no imponer. Que todos quieran hacer las cosas por sí mismos.
Reconocimiento. Todas las aportaciones son válidas. Todos somos uno, pero la identidad colectiva no diluye los méritos individuales.
Agradecimiento. Por el esfuerzo realizado, por los logros conseguidos y por ser parte de ese equipo.
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