Konsac Search Opina: La carrera internacional
En estos tiempos en los que estamos, cada vez más personas se plantean la posibilidad de hacer carrera internacional para encontrar las oportunidades que, lamentablemente, nuestro país no les puede ofrecer en este momento. No hablamos tanto de los jóvenes recién graduados que, cada vez con más frecuencia, emigran a la búsqueda de oportunidades en el extranjero, sino que nos referimos, sobre todo, a profesionales ya consolidados que han tocado techo en su actual compañía y, por la coyuntura actual, no ven posibilidades de seguir creciendo o que se han encontrado en situación de desempleo y no ven oportunidades en su entorno cercano.
Una nueva oportunidad profesional siempre supone un cambio de vida, pero cuando éste implica un cambio de residencia a un país extranjero, sin duda la cosa se complica. Sin embargo, las ventajas de la carrera internacional son muchas también y se deben poner en la balanza al tomar una decisión, pues un salto de este tipo nos puede reportar muchas ventajas competitivas frente a otros candidatos si en un futuro, cuando las cosas vayan mejor, queremos regresar.
Las empresas valoran la iniciativa que supone que una persona haya sido capaz de irse a vivir a otro país para perseguir sus objetivos profesionales, aprecian sin duda el dominio del idioma local que consiguen aquellos que viven en otro país, juzgan útil la visión global que generalmente dan los entornos internacionales y respetan la apertura de mente y la capacidad de relación intercultural que ofrecen aquellos candidatos que han vivido una temporada en un país y cultura diferentes.
Por supuesto que una decisión así no es fácil de tomar y siempre implica un cierto riesgo, especialmente si tenemos una familia detrás. A veces uno no puede hacerse a la idea de cómo son las cosas hasta que ya las ha probado. Pero aún así, también es una oportunidad de crecimiento, de aprendizaje y de enriquecimiento, no ya profesional – que lo es, y mucho -, sino también personal. Una nueva aventura.
Se trata de ponerlo en una balanza y valorar si nuestras barreras tienen que ver con realidades objetivas o con miedos y con no querer salir de nuestra zona de confort, porque en este último caso, vale la pena correr el riesgo.